Coaching aplicado en procesos de transición profesional

Actualmente, hay empresas que están necesitando realizar grandes cambios en el organigrama corporativo completo, de modo que, por ejemplo, personas que hasta ahora trabajaban en departamentos de servicios, se enfrentan, de un día para otro, a departamentos de venta. Al principio, se sienten como enanas entre gigantes, cuando se ven, de repente, frente al público, frente a una caja registradora o frente a artículos de venta que no dominan.
Se trata de un cambio funcional de casi 360 grados, entre los procesos de transición que se pueden producir en el entorno profesional, como una promoción, reubicación geográfica o  una nueva incorporación, consecuencia de un cambio de empleo o de trayectoria profesional. En todos los casos mencionados, un proceso de Coaching puede facilitar a la empresa y ayudar a las personas a afrontar con garantía de éxito, con seguridad sí mismas, con ilusión, confianza y firmeza estos nuevos proyectos, que tanto afectan a sus respectivas situaciones profesionales, como a sus vidas privadas. Se trata de una etapa totalmente nueva, para la que se necesitan, por tanto, nuevas habilidades, no sólo de aptitudes técnicas, sino, sobre todo, emocionales, de actitud, sin perder de vista los niveles de motivación y compromiso con la empresa que te empuja a este cambio.
En estos procesos de transición, un adecuado proceso de Coaching, proporciona ventajas significativas, tanto individualmente, a la persona que realiza el cambio al nuevo puesto, como colectivamente, a los compañeros y responsables de departamento, para reducir al máximo el tiempo de adaptación de ambas partes y conseguir que la persona controle cuanto antes toda la situación.
Igualmente, el Coaching aporta a la empresa una importante reducción de los costes derivados de la gestión emocional de estos cambios que tanto estrés generan, de forma generalizada.

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