Si estamos motivados y enfocados en disfrutar de nuestras competencias, los logros llegan solos.

Los responsables de cada vez más empresas están reaprendiendo el valor de la confianza en las y los empleados, la importancia de observar y potenciar dónde puede brillar más cada persona, pensando cómo poder reasignarle cuanto antes diferentes tareas, en función de sus competencias. Igualmente importante es crear y facilitar constantemente las condiciones para que esa persona se sienta motivada a explotar la sinergia en el equipo.
La sinergia empieza donde yo comienzo reconociendo que mis ideas no son las únicas posibles, que las creencias de los demás no sólo no tienen que coincidir con las mías, sino que, además, pueden enriquecer mi visión y enseñarme cómo sacar más partido a lo que ya sé que sé. Las relaciones y los resultados dependen de la claridad y la constancia de la comunicación y se pueden trabajar en un proceso de Coaching de Equipos.
Independientemente del puesto, es interesante analizar las propias y ajenas debilidades, fortalezas y aspiraciones, personales y profesionales. El objetivo es el máximo desempeño. El rendimiento mental no tiene límites, gestionando adecuadamente el apartado emocional. La clave puede ser el trabajo y la reflexión diarias. Si estamos motivados y enfocados en disfrutar de nuestras competencias, los logros llegan solos y el trabajo bajo presión pesa y estresa menos.

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